Bizcocho de zanahoria

Hay recetas que huelen a otoño. No sé qué tienen, pero parece que ahora, cuando empiezan el mal tiempo y la lluvia, saben aún mejor: las castañas asadas, un chocolate caliente, y, para mí, este bizcocho de zanahoria. Está delicioso, tiene un no sé qué especial cuando lo degusto en esta época, acompañado de un café con leche calentito y bien arropada en mi bata (sí, lo admito, aunque a mi novio le horrorice, soy chica de bata, no lo puedo evitar, con lo calentita que estoy yo con ella...).

La verdad es que el bizcocho de zanahoria está increíblemente bueno en cualquier momento, es uno de los bizcochos más jugosos de mi recetario. Esta receta es una adaptación que encontré en un libro llamado Postres caseros hace un montonazo de tiempo y que he ido adaptando con los años para dar con la fórmula perfecta. Seguro que hay algun@ reticente por ahí a probar un bizcocho hecho con ¡zanahoria!, pero os aseguro que es sorprendente. Y no puede ser mas sencillo de preparar, asi que, ¿a qué esperamos? Os digo los ingredientes y nos ponemos a trabajar.

Para la masa de bizcocho:

• 4 huevos
• 100 gramos de azúcar blanquilla
• 100 gramos de azúcar moreno
• 300 gramos de zanahoria
• 125 ml de aceite
• 220 gramos de harina
• Medio sobre de levadura en polvo
• La ralladura de una mandarina (o de una naranja)
• El zumo de una mandarina (o un chorrito de zumo de naranja)
• Un puñado de nueces picadas

Para el glaseado:

• 100 gramos de azúcar glass
• Una cucharada de zumo de mandarina (o naranja)
• Un puñadito de avellanas picadas

Vamos al lío.  Comenzamos pelando las zanahorias y rallándolas lo más finamente posible. Yo uso un rallador, pero otra manera es usar un picador eléctrico. Si optáis por la segunda opción, no las piquéis exageradamente pequeñas, no queremos un puré, queremos que quede algún trocito. Por el momento, reservamos.

 Ponemos en un bol los huevos y los dos tipos de azúcar y los batimos bien hasta que la mezcla espume y doble su volumen. Os recomiendo que, si tenéis, uséis varillas eléctricas (si no, pues a mano y así hacemos algo de ejercicio, no hay mal que por bien no venga).

Añadimos el aceite y, de nuevo, batimos hasta que se integre bien. Incorporamos ahora la zanahoria rallada, la ralladura de mandarina (o naranja) y el zumo y mezclamos.

Tamizamos la harina junto a la levadura y las añadimos a la mezcla anterior y, con movimientos envolventes removemos hasta que estén todos los ingredientes completamente ligados. Por último, añadimos las nueces picadas.

Vertemos la masa en un molde (¡recordad engrasarlo antes!) y lo metemos al horno a media altura, precalentado a 180 grados, con calor arriba y abajo. Horneamos durante unos 40-45 minutos aproximadamente, aunque somo siempre os digo, cada horno es un mundo distinto, así que si queréis, pinchadlo con un palillo para comprobar que esté bien cocido. Lo sacamos y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

Cuando esté completamente frío, lo desmoldamos y hacemos el glaseado súper rápido: ponemos en un bol pequeño el azúcar glass y el zumo, y con una cuchara mezclamos bien. Vertemos esta glasa sobre el bizcocho y espolvoreamos por encima las avellanas picadas. ¡A comer!

Algunos consejos:

• Si os gusta la canela, añadid media cucharadita a la masa, le va muy bien a este bizcocho.
• A mi me enanta poner nueces en los bizcochos, pero es opcional: podéis poner cualquier otro fruto seo o, directamente, no añadir ninguno.
• Este glaseado es muy sencillo y queda genial, pero si no os apetece hacerlo, también queda muy bien si espolvoreáis un poco de azúcar (blanco o moreno, el que mas os apetezca) sobre la masa antes de hornearlo, quedará una costra crujiente muy rica por toda la superficie del bizcocho.

No podéis dejar de hacer este bizcocho, me lo vais a agradecer toda la vida. Aprovecho a recordaros que podéis seguir el blog en Facebook, Twitter e Instagram, los enlaces los tenéis justo aquí mismo a la derecha.