Castagnole. El Asaltablogs

Una vez al mes me convierto una ladrona de guante blanco y asalto sin ninguna piedad la cocina de mi pobre víctima. Sí, estoy hablando de El Asaltablogs, ya sabéis que yo realmente soy una chica muy formal... Este mes el blog asaltado ha sido El Mito del Sofrito y ahí que me he ido a buscar qué receta robar.

Confieso que esta vez no me ha costado mucho elegir, llevaba tiempo con ganas de preparar los castagnole y me lancé a por ellos de cabeza. ¿Castagnole? Sí. Antes de nada, os diré que a pesar del nombre no llevan castaña (que en italiano se dice castagna, viva San Google). Se trata de un postre italiano típico de carnaval que se parece mucho a nuestras rosquillas pero con forma redondeada. Riquísimas, y un verdadero peligro, porque es difícil conformarse con sólo una... Os cuento los ingredientes y os doy mi versión adaptada de los castagnole.

• 1 huevo
• 1 yema
• 150 gramos de harina (si tenéis de fuerza, mejor, si no, pues usamos harina normal y listo)
• 35 gramos de azúcar
• 40 gramos de mantequilla en pomada
• 1 cucharadita de levadura
• 20 gramos de zumo de naranja
• 1 pizca de sal
• La ralladura de un limón
• Aceite para freír los castagnole y azúcar para rebozarlos

Comenzamos, antes de que nos demos cuenta estamos comiendo nuestros castagnole. Ponemos en un bol la harina, la sal, el azúcar, la levadura y la mantequilla en pomada (es decir, blandita pero sin llegar a estar derretida) cortada en dados. Con una cuchara mezclamos un poco.

Ahora añadimos el huevo, la yema, el zumo y la ralladura de limón y, sin miedo, metemos las manos y trabajamos hasta mezclar todo completamente. Cuando tengamos una masa integrada y que no se pega a las manos está lista.

Vertemos bien de aceite en una sartén y la ponemos al fuego. Mientras el aceite se calienta vamos haciendo bolitas con la masa, más o menos del tamaño de una cataña y cuando el aceite haya cogido temperatura, las echamos a la sartén. Es importante mientras se fríen que vigiléis el fuego: si está demasiado alto se dorarán demasiado sin hacerse por dentro. 

Cuando estén doraditos, los sacamos y  los dejamos un par de minutos sobre un papel absorbente para quitar el exceso de aceite. Luego los rebozamos en azúcar y ala, ¡a gozar!

Algunos consejos:

• Me encanta el toque que le da el zumo de naranja, pero lo podéis sustituir por anís, patxarán u otro licor. A vuestro gusto.
• Si os gusta la canela, podéis poner un poco en la masa o bien rebozarlos con una mezcla de azúcar y canela.
• Cuando hago este tipo de fritos, me gusta poner una lámina de piel de naranja y limón en el aceite mientras los frío, les da un aroma delicioso.

Os van a encantar estos pequeños dulces, son un pecado, es tenerlos cerca y caer en la tentación. Pero bueno, como son pequeños no pasa nada, ¿no? (Y quien no se consuela es porque no quiere... ) Si os animáis a prepararos, no olvidéis mandarme una foto para ver lo buenísimos que os quedan. Aprovecho a recordaros que podéis seguir el blog en Facebook, Twitter e Instagram, tenéis los enlaces aquí mismo a la derecha.