Cheesecake de galletas oreo. Reto Alfabeto Dulce

¡Día 25! Ya sabéis qué toca hoy, ¿no? Sí, el Reto Alfabeto Dulce, que, como ya sabréis, organiza Ana del blog Cook the cake. Y este mes creo que ha tocado un ingrediente que me encanta, y estoy segura de que es uno de los que más juego nos va a dar: galletas Oreo. Mmmmm... Oreeeooooo (aquí imaginadme como a Homer Simpson). Por qué, ¿a quién no le gustan estas ricas galletas de chocolate con corazón de nata? A mi me pierden; es más, suelo hacerlas caseras y tengo siempre un bote en casa para cuando me entran ganas de un vaso de leche con galletas.

Y además, a parte de estar buenísimas, las oreo dan mucho juego a la hora de hacer recetas con ellas, hay tantas posibilidades... y todas tan buenas... La verdad es que me he vuelto un poco loca para decidir qué hacer, hasta que, finalmente, he optado por, quizá, la receta más clásica: una cheesecake de oreo, que no necesita horno, se hace en un pis pas y está de muerte lenta. Una receta de las de triunfo seguro, con un toque de chocolate blanco y muy suave y fresquita. Seguro que estáis deseando poneros al lío, así que no me enrollo más. Os digo los ingredientes, nos ponemos el delantal y a cocinar.

Para la base:

• 220 gramos de galletas oreo
• 60 gramos de mantequilla

Para el relleno:

• 500 ml de nata para montar (mínimo 35% materia grasa)
• 100 gramos de chocolate blanco
• 5 hojas de gelatina
• 175 gramos de queso philadelphia
• 125 gramos de mascarpone (sustituíble por un yogur griego)
• 125 gramos de azúcar
• 4 galletas oreo
• 50 ml de leche

Para decorar:

• 4 galletas oreo (usáremos las tapas solo)
• Galletas oreo mini

Vamos allá. Comenzamos preparando la base de la tarta. Para ello, trituramos las oreo hasta convertirlas en polvo. Podéis hacerlo metiéndolas en una bolsa y atizándolas con un rodillo (método bastante desastresante...) o usando la picadora eléctrica. Derretimos la mantequilla en el microondas medio minuto (para tan poca cantidad, suele ser tiempo suficiente) y la añadimos a las galletas trituradas.

Mezclamos todo bien hasta que quede una masa blandita y la distribuímos por la base del fondo elegido (en mi caso, es un molde desmontable de 23 centímetros de diámetro). Guardamos en la nevera mientras preparamos el relleno.

Vamos con el relleno. Lo primero es hidratar la gelatina; para ello, partimos cada hoja en varios trozos y los colocamos en un bol con agua fría. Mientras la gelatina se hidrata, ponemos en un bol amplio el queso philadelphia y el mascarpone y, con ayuda de la batidora, trituramos bien hasta que no queden grumos.

Añadimos el azúcar y batimos ligeramente para integrarlo, esta vez ya con las varillas de mano. Calentamos el chocolate en el microondas, en intervalos de 30 segundos, hasta que se derrita, y poco a poco, lo añadimos a la mezcla anterior mientras batimos para que se mezcle bien.

Vertemos la nata y, despacio, batimos con las varillas para integrar completamente todos los ingredientes. No es necesario batir enérgicamente, no necesitamos montar la nata: simplemente queremos mezclar todo perfectamente. Os recomiendo que no probéis esta mezcla, corréis el riesgo de terminar con la mitad del relleno a cucharadas...

Calentamos unos segundos la leche en el microondas y echamos sobre ella las hojas de gelatina, previamente hidratadas y bien escurridas. Movemos bien con una cuchara hasta que la gelatina se disuelva completamente y pasamos por un colador, para evitar que cualquier trocito de gelatina que no se haya derretido pase a la tarta.

Vertemos en un chorrito fino la leche con la gelatina a la mezcla de quesos, azúcar y nata, mientras batimos suavemente con las varillas de mano. Como os decía antes, no queremos montar la nata, pero sí que quede todo el relleno bien homogéneo.

Vertemos nuestro relleno sobre la base de la tarta y añadimos las galletas, partidas en trocitos. Las hundimos un poco para que queden cubiertas y alisamos la superficie para que quede bien lisita. Metemos la tarta en la nevera y la dejamos reposar al menos 6 horas para que cuaje y se enfríe. Paciencia, la espera merece la pena...

Pasado este tiempo, desmoldamos la tarta con cuidado, pasando un cuchillo bien afilado por el borde del molde. Trituramos las tapas de cuatro galletas oreo (a base de darle con el rodillo, si necesitáis desestresaros de nuevo o con la picadora) y repartimos este polvo por la superficie de la tarta. Sólo nos falta colocar por encima unas oreo mini y ya tenemos nuestra cheesecake lista. ¡A disfrutar!

Algunos consejos:

• Si optáis por hacer las galletas oreo caseras (yo las hago muy a menudo: quedan súper ricas, con un toque de cacao delicioso) tenéis la receta pinchando aquí.
• La decoración que os indico es solamente una posibilidad, podéis hacerlo a vuestro gusto: con un poco de cacao espolvoreado, sólo con galletas oreo, con un poco de chocolate... Imaginación al poder. En cualquier caso, hacedlo justo antes de ir a servirla, así las galletas no se ablandarán.
• Sí os gusta mucho el chocolate blanco, podéis añadir un poco más, o incluso añadir unos cuantos trocitos sin derretir al relleno.
• Os recomiendo no añadir más mantequilla de la indicada para la base, si no quedará demasiado pesada. Con esa cantidad suele ser más que suficiente, aún así, si por lo que sea necesitáis un poco más, echad un par de cucharadas de leche.
• Si queréis una tarta helada, podéis meter esta cheesecake un ratito al congelador, queda perfecta.

Esta receta es para que os hagan la ola, de verdad: una tarta fresquita, suave y con mucho sabor a  galletas oreo... ¡Se me hace la boca agua! Como siempre os digo, si os animáis a prepararla, sacad una foto para que pueda ver lo buena que os queda. Por ultimo, os recuerdo que podéis seguir el blog en Facebook, Twitter e Instagram, tenéis los enlaces aquí mismo a la derecha.

Y, aquí os dejo la videoreceta del canal de YouTube del blog. ¡Más fácil imposible!