Tikvenik, pastel búlgaro de calabaza. Reto Reposteras por Europa

Como cada día 10, aquí llegamos con la receta del Reto Reposteras por Europa. Este mes el país que tocaba visitar era Bulgaria, y tengo que admitir que, hasta el momento, es el país de que menos conocía (culinariamente hablando). Así qué el primer paso, antes de cocinar, ha sido investigar un poco sobre la gastronomía de esta país (¡gracias google!).

Bulgaria es un país que tiene influencias de la cocina griega, turca y árabe. El yogur es, sin duda, uno de los elementos más importantes de la cocina búlgara, junto con el queso (es muy famoso el queso sirene, un queso blanco parecido al feta). Y precisamente el sirene es el ingrediente principal de uno de los platos más conocidos de Bulgaria: la banitsa. Se trata de un pastel salado de pasta filo con forma de ensaimada relleno de sirene y yogur.

Aunque la banitsa normalmente es un pastel salado, también hay algunas versiones dulces, como la tikvenik, rellena de calabaza y nueces. He optado por esta receta porque, desde que probé la calabaza (y otros vegetales como la zanahoria o el calabacín) en las elaboraciones dulces, me fascina el toque tan bueno que aporta. La tikvenik que os traigo hoy está deliciosa: la pasta queda crujiente y el relleno, aunque no es excesivamente dulce, tiene un sabor riquísimo. La receta es una adaptación muy libre de varias que he visto en Internet, aunque la que más me ha convencido ha sido esta. Que me perdonen los búlgaros por hacer este pastel tan típico "in my way". Os digo los ingredientes y nos ponemos a cocinar.

• 10 hojas de pasta filo (o philo)
• 300 gramos de calabaza rallada
• 80 gramos de azúcar blanco
• 30 gramos de azúcar Moreno
• 1cucharada de miel
• 1 cucharada de canela
• 1 pizca de vainilla
• 50 gramos de mantequilla
• 100 gramos de nueces en trocitos
• Azúcar glass para espolvorear

Comenzamos rallando la calabaza. Para ello, podemos usar un rallador (se hace bastante rápido, yo en este caso he optado por hacerlo así) o la picadora eléctrica. Cualquiera de las dos opciones es válida, lo único que hay que tener en cuenta al usar la picadora es que no queremos dejar la calabaza hecha puré, si no que tenemos que dejarla en trocitos pequeñitos.

Ponemos la calabaza en un bol y añadimos el azúcar moreno, 40 gramos del azúcar blanco (el resto lo reservamos), la canela, la vainilla y la miel, y con una cuchara mezclamos todo bien. Por el momento, reservamos.

Extendemos una hoja de filo sobre la mesa de trabajo y la pintamos con una brocha con la mantequilla derretida (en veinte segundos en el microondas la tenemos lista). Espolvoreamos una pizca de azúcar (del que habíamos reservado previamente) por toda la superficie y colocamos encima de esta hoja una segunda hoja de filo. La pintamos con un poquitín de mantequilla.

Una vez tengamos ya las dos hojas de masa filo juntas, repartimos un poco de la calabaza rallada (no es necesario cubrir completamente la masa con el relleno: echad una cucharada y media o dos y extendedla bien). Ponemos unas cuantas nueces por encima, bien distribuidas.

Enrollamos las hojas de filo, formando un rulo,y lo colocamos alrededor del molde escogido (en mi caso, uno de 15 centímetros de diámetro). Repetimos la operación con el resto de hojas de pasta filo hasta que tengamos el molde relleno completamente con los rollos de pasta filo.

Una vez hayamos colocado en el molde todos los rulos de filo, los pincelamos con una pizca más de mantequilla derretida. Metemos en el horno, que tendremos precalentado a 190 grados con calor arriba y abajo, hasta que el tikvenik se dore, unos 20 minutos aproximadamente (aunque como cada horno es un mundo, vigilad el pastel a partir de los 15 minutos para evitar que se queme).

Lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla. Una vez esté a temperatura ambiente, solo nos queda espolvorearlo con un poco de azúcar glass, y listo. ¡Que aproveche!

Algunos consejos:

• La pasta filo es genial para cantidad de preparaciones, tanto dulces como saladas. A la hora de usarla, sólo hay que tener en cuenta un par de cosas: es muy delicada y hay que manipularla con cuidado porque se rompe con mucha facilidad. Además, se seca súper rápido, así que sacad las hojas del envoltorio a medida que vayáis a usarlas para no tener problemas. 
• En esta preparación podéis sustituir la calabaza por zanahoria o por manzana. También podéis usar el relleno que usamos hace unos días para preparar el strudel.
• Si sois chocolateros, podéis poner en el relleno unas pepitas de chocolate negro.
• El toque de la canela en este pastel es riquísimo, así que si os gusta, podéis espolvorear un poco más tras hornearlo. Igualmente, podéis usar otras especias en el relleno como clavo, anís... como os digo siempre, a vuestro gusto.

Este tikvenik me ha sorprendido muchísimo: no es un pastel excesivamente dulce pero está riquísimo, la calabaza le da un toque súper bueno. Una verdadera delicia, me encanta poder descubrir recetas tan buenas como la de hoy. Así que ya sabéis, animaros vosotros también a descubrir y haced este pastel búlgaro, seguro que os encanta. Como siempre os pido, acordaros de sacar una foto y mandármela para poder ver lo riquísimo que os queda. Por último, os recuerdo que podéis seguir el blog en Facebook, Twitter e Instagram, los enlaces están aquí mismo a la derecha.