El 51 del Sol. La cocina canalla del cocinero y pensador

El 51 del Sol es un restaurante situado en Aranda de Duero que abrió en 2016 de mano del chef arandino David Izquierdo. El local, antigua discoteca, está decorado de manera bastante moderna a la vez que sobria, destacando la madera (presente incluso en los techos) y el vidrio, sobre todo en la zona del patio. El local es muy muy amplio: está la zona del bar, donde tienen pintxos en la barra y una carta de picoteo, con la barra, varias mesas altas y bajas y un patio interior; y una zona de restaurante con dos plantas.

Ficha del resturante:

• Nombre: El 51 del Sol
• Web: http://www.el51delsol.com/
• Teléfono: 947556034
• Dirección: C/ Sol de las Moreras, 51. Aranda de Duero
• Necesaria reserva: es conveniente, sobre todo los fines de semana
• Chef: David Izquierdo
• Menú del día: de lunes a viernes excepto festivos (17€)

Mister Pimienta y yo somos bastante asiduos  a ir al 51 del Sol a disfrutar de los pintxos que tienen en barra y de la carta de tapas más elaboradas y picoteo, con una oferta con productos de mercado pero con un toque moderno. De los pintxos y raciones destacaría sin duda el torrezno, para mi uno de los mejores que probado: la proporción entre carne y corteza es la perfecta y te lo sacan recién hecho y calentito. Un capricho que hay que hay que darse de vez en cuando.

En la zona de restaurante hemos estado dos veces y ambas han sido perfectas. Las fotos de este post pertenecen a esta última segunda vez que hemos visitado el restaurante: perdonad si la calidad no es la mejor pero estaba más a disfrutar de la comida que a hacer fotos. 

Respecto a esta última vez que hemos visitado el restaurante, os cuento: fuimos Mister Pimienta y yo con mis tíos y mi madre (en total siete personas), ya que nos apetecía invitarles a un sitio especial. Teníamos reserva a las 15:15, y como el local estaba bastante lleno nos hicieron esperar 10 minutos hasta que nos pasaron a la zona del restaurante. Nos subieron al comedor de la parte de arriba, que no es excesivamente grande pero resulta muy acogedora y agradable. Tiene dos menús degustación, pero optamos por tirar de carta y, tras ojearla decidimos pedir varias cosas para picar y luego cada uno un principal.

Para picar pedimos croquetas "de la abuela Montse" con leche fresca y jamón de bellota (espectaculares, para comérselas de bocado porque el interior está casi líquido), unos berberechos a la sartén con un toque de lima, que estaban deliciosos y tenían un tamaño espectacular. También pedimos pulpo a la brasa acompañado de patatas fritas caseras, que para mí estaba perfecto pero que para dos de las personas de la mesa estaba un poco duro, zamburiñas (tremendamente ricas) y setas con panceta, un platazo sencillo pero delicioso. Todo iba saliendo a buen ritmo, sin agobios. 

Vamos con los principales. Empiezo con los pescados: mi tía pidió parpatana de atún rojo (es la parte final de la ventresca) y estaba espectacular. En su punto y una ración generosa. Mi tío y yo compartimos un rodaballo a la parrilla para dos y estaba delicioso, era una pieza muy grande, perfectamente cocinada y con un toque ligeramente ahumada por la parrilla muy rico.

El resto optó por carnes: magret de pato a la parrilla, que me encantó: iba con una salsa dulce de frutos rojos muy sutil y que no quitaba protagonismo al producto principal. Codillo de pato, rib eye de vaca vieja (acompañado de unas patas fritas caseras que estaban de vicio), y algo que no podía faltar estando en Aranda, chuletillas de cordero. Todo lo caté y estaba en su punto perfecto.

Y para terminar, los postres. Aquí optamos por disfrutar de unas torrijas (im-pre-sio-nan-tes), de un "de ribera a caderechas" (una tarta de queso con gelatina de vino tinto y acompañado de helado de cerezas) y una espuma de cítricos, un postre muy ligero y refrescante. Todo muy rico, pero me quedo con las torrijas. Se me hace la boca agua de recordarlas...

Y de los vinos, poco os puedo contar. A mi me gustan los blancos y ni miré la carta así que no puedo deciros mucho cómo de extensa es y qué variedad tiene: opté por un verdejo Martivillí, que me gusta bastante. El tinto lo decidió mi tío y por lo que comentaron, les gustó mucho.

¿Qué más puedo decir? El trato fue, como siempre, muy correcto (salvo los 10 minutos que nos hicieron esperar en la zona de la entrada hasta que nos sentaron en la mesa), el ambiente muy agradable y el precio, para la calidad -y cantidad- de lo que comimos (incluyendo 3 botellas de vino) fue de 50€ por personas, así que me parece muy correcto. De todos modos, os dejo el ticket de la comida para que podáis ver todo desglosado y opinar vosotros mismos.

En definitiva: si estáis por Aranda de Duero, os recomiendo visitar El 51 del Sol. Podéis optar por la carta de raciones, más informal, por tomar uno vino con alguno de los pintxos de la barra o, en alguna ocasión especial o, simplemente por que sí, acudir al restaurante a daros un capricho.