Natillas de calabaza

Soy súper fan de la calabaza, ya sea en recetas dulces como en recetas saladas. Ese sabor dulce que tiene tan característico hace de esta fruta (sí, la calabaza es una fruta) un elemento súper versátil en la cocina. Y así como unos días os traje una receta salada muy muy rica (un hmmus de calabaza que está para chuparse los dedos) hoy vengo con una receta dulce pero igual (¡o incluso más!) rica: natillas de calabaza.

Sí, habéis oído bien. Natillas de calabaza. Se trata de una de esas recetas que se te ocurren de repente, (que lo mismo son una genialidad que resultan un fracaso absoluto, para qué engañarnos...) y la verdad es que estoy feliz. ¡Están híperbuenas! ¡Deliciosas a más no poder! No sólo tienen un sabor muy especial, si no que la textura es cremosísima y muy delicada. ¡Las he hecho tres veces ya en dos semanas! Como siempre, os he grabado las recetas en vídeo para el canal de YouTube, ¡pasaos a verla! No me enrollo más: os digo los ingredientes y nos ponemos a cocinar. 

• Un litro de leche
• 250 gramos de calabaza (peso ya en limpio)
• 100 gramos de azúcar blanco
• 100 gramos de azúcar moreno
• 3 yemas de huevo
• 35 gramos de maicena
• Media cucharadita de canela en polvo
• Media cucharadita de jengibre en polvo
• Una cucharadita de esencia de vainilla

Lo primero que vamos a hacer en la receta de hoy es pelar la calabaza y trocearla en dados pequeños. Los colocamos en una fuente o plato hondo en la que quepan sin amontonarse y los cocinamos en el microondas, tapados con la tapa de plástico del micro, a máxima potencia, durante 5 minutos. Pasados esos 5 minutos, sacamos del microondas con cuidado de no quemarnos y pinchamos los trocitos de calabaza para comprobar que esté bien cocida. Si veis que está aún un pelín dura, podéis cocinarla uno o dos minutos más, de nuevo a máxima potencia y tapada, hasta que esté bien tierna. Dejamos que se enfríe la calabaza.

Después, ponemos la calabaza fría en la cazuela donde vayamos a cocinar las natillas y añadimos la leche (reservamos un poco, unos 50 ml más o menos) y las yemas de huevo. Batimos con la batidora hasta que los tres elementos se integren por completo y la calabaza esté perfectamente triturada. 

Vertemos la leche reservada sobre la maicena, movemos con una cuchara hasta que se diluya y no queden grumos, e incorporamos la mezcla a la cazuela. Echamos también el azúcar moreno, el azúcar blanco, la canela, el jengibre (media cucharadita de cada una de las especias más o menos) y la esencia de vainilla, y mezclamos todo con unas varillas de mano.

Llevamos ahora la cazuela al fuego y cocinamos la mezcla a fuego medio-suave hasta que la crema espese y coja cuerpo. No es necesario estar removiendo continuamente con las varillas, pero ojo, ¡no os despistéis! Las natillas son peligrosas y en cuanto te descuidas se agarran al fondo: mi consejo es que os quedéis bien cerquita y cada poco le deis un meneo con las varillas a la mezcla. En pocos minutos (unos 15 minutillos aproximadamente) a fuego suave las natillas estarán perfectas. No han de estar totalmente espesas, tened en cuenta que cuando enfrían, la mezcla espesa aún más y coge más cuerpo. En el vídeo podéis ver qué textura tienen cuando están listas. Retiramos la cazuela del fuego.

Repartimos las natillas en los recipientes que hayamos escogido; en función del tamaño de los cuencos os saldrán más o menos natillas (a mi me han salido 5 raciones hermosas). Dejamos que se enfríen a temperatura ambiente y después guardamos en la nevera para que, a la hora de comer, estén bien fresquitas. Podemos servirlas tal cual o con un poco de canela por encima, pero yo las he decorado un poco más con ayuda de unas bolitas de chocolate de colores y almendra garrapiñada. ¡Que aproveche!

Algunos consejos:

• Si queréis, podéis cocinar la calabaza en el horno, también queda muy muy rica pero tened en cuenta que necesitará más tiempo (30-40 minutos a 190º grados).
• Yo uso leche de vaca entera porque es la que bebemos en casa habitualmente, pero podéis usar leche semi o desnatada. Otra opción es usar vuestra bebida vegetal preferida, ¡tenemos opciones para todos los gustos!
• Como siempre os digo, la decoración es algo opcional. Podéis coger mi idea o servirlas con fruta fresca de temporada, virutas de chocolate, canela o jengibre... o simplemente servirlas tal cual, ¡¡que están buenísimas!!

Os aseguro que estas natillas quedan buenísimas a más no poder, tanto el sabor como la textura son una maravilla. ¡Y más de temporada imposible! Si os animáis a hacerlas, mandadme una foto para que pueda ver lo ricas que os quedan, me hace mucha ilusión que preparéis las recetas del blog. Por último, os recuerdo que podéis seguir el blog en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube, tenéis los enlaces justo aquí mismo a la derecha. ¡Hasta la próxima receta!