Guiso de patatas con costillas

Cada vez estoy más convencida que no es necesario gastarse mucho para comer bien y muy rico. Muchas veces, los ingredientes más humildes, esos a los que apenas daos importancia, pueden hacer que nos marquemos un latazo de auténtico lujo y que comamos como reyes. Es el caso del guiso de patatas con costillas que os traigo hoy, una receta tradicional que es una auténtica delicia.

Este plato es una receta que hago mucho, sobre todo en invierno: es contundente pero sin resultar pesado, las costillas quedan tiernísimas y las patatas y el caldo tienen un sabor increíble. Y además es muy económico, algo muy importante también y que no debemos descuidar. ¡¡Una maravilla!! De hecho, esta receta ya os la enseñé hace años por aquí, pero he querido aprovechar a renovar la receta y las fotos y, de paso, grabar la receta en vídeo para el canal de YouTube. ¡Corred a verla! No me enrollo más: os digo los ingredientes y nos ponemos a cocinar.

Ficha de receta:

• Tiempo de preparación: 10 minutos
• Tiempo de cocinado: 50 minutos
• Tiempo total: 1 hora
• Nivel de dificultad: bajo-medio
• Raciones: 4

Ingredientes:

• Un costillar de cerdo de 600-700 gramos
• 4 patatas
• Una cebolla
• Un pimiento verde
• Un pimiento rojo
• 3-4 dientes de ajo
• 120 ml de vino blanco
• Caldo de carne (o agua)
• Media cucharadita de pimentón
• Sal
• Aceite de oliva

Lo primero que vamos a hacer en la receta de hoy es cortar el costillar  de cerdo en trozos de una costilla. Si queréis, podéis pedirle a vuestro carnicero o carnicera que os lo haga, pero la verdad es que hacerlo es muy sencillo. Después, ponemos una cazuela grande o cocotte de hierro fundido al fuego y añadimos tres cucharadas de aceite de oliva. Mientras el aceite coge temperatura, echamos sal al gusto sobre las costillas y cuando el aceite esté caliente vamos a dorar las costillas durante un par de minutos a fuego vivo, hasta que cojan color por todos los lados. Como es bastante cantidad de costilla, lo ideal es hacerlo en dos tandas: de esta manera nos aseguramos de que todos los trozos se doren por igual. Retiramos las costillas selladas a un plato y, por el momento, reservamos.

En la misma cazuela, echamos los dientes de ajo picados finamente y los cocinamos durante un minuto (si es necesario, como ha sido mi caso, podéis echar una cucharada más de aceite a la cazuela). Después, echamos la cebolla, el pimiento rojo y el poniendo verde, todo bien picadito. Echamos sal al gusto y cocinamos unos 10 minutos, hasta que las verduras estén pochadas.

En este punto, reincorporamos a la cocotte las costillas junto con los jugos hayan soltado en el plato. Echamos media cucharadita de pimentón, que puede ser dulce, picante o una mezcla de ambos, a vuestro gusto.  Movemos un poquitín, echamos el vino blanco, subimos el fuego al máximo y cocinamos durante tres minutos así, con el fuego a tope.

A continuación, echamos el caldo o agua. Yo he necesitado unos 700 mililitros aproximadamente: tendremos que poner la cantidad suficiente para cubrir las costillas justo dos dedos por encima. Movemos un poco el contenido de la cazuela, bajamos la potencia del fuego, tapamos la cazuela y dejamos a fuego medio unos 20 o 25 minutos.

Pasado ese tiempo, añadiremos las patatas a la cazuela, peladas y chascadas en trozos mediamos. Damos un menea a la cazuela para incorporar las patatas con el resto de elementos y volvemos a tapar la cazuela. Dejamos otros 18 o 20 minutos más a fuego medio.

Transcurrido ese tiempo, destapamos la cazuela y comprobamos, pinchándolas con un cuchillo, que tanto las patatas como la carne están bien cocinada. Probamos por si es necesario añadir un poco más de sal, apagamos el fuego y dejamos que repose un ratito antes de comer. ¡Que aproveche!

Algunos consejos:

• Tal y como digo, podéis añadir pimentón dulce, picante o una mezcla de ambos, pero a este guiso le va muy bien un toque un poco picantito. Otra opción sería añadir una o dos guindillas cayena.
• Añadir las patatas chascadas, (es decir no cortadas completamente con el cuchillo, si no cascando la parte de final de cada cacho) es muy importante, ya que de esa manera durante el cocinado las patatas soltarán más almidón y el guiso quedará más sabroso y con más cuerpo.
• Este guiso gana en sabor y en textura si lo dejáis reposar un poco antes de comer, así que si podéis hacerlo con antelación (o incluso de víspera) mucho mejor.

El resultado es un guiso riquísimo y con muchíííísimo sabor. Ya veis además que es muy sencillo de hacer y resulta muy económico, así que es ideal para disfrutar en cualquier ocasión. Si os animáis a hacerlo, mandadme una foto para que pueda ver lo rico que os queda, me hace mucha ilusión que preparéis la recetas del blog. Por último, os recuerdo que por eso desde el blog en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube, tenéis los enlaces justo aquí mismo a la derecha. ¡Hasta la próxima receta!